martes, 3 de mayo de 2011

EL VENGADOR JUSTICIERO CABALGA DE NUEVO



Estoy totalmente de acuerdo con el artículo de Ignacio Escolar. La muerte de Bin Laden es imposible de asumir desde el Estado de derecho. Cualquier persona tiene derecho a un juicio, también Bin Laden. Ésa es la grandeza del Estado, garantizar unos derechos mínimos a todo ser humano, por el hecho de serlo.
La clase política mundial se ha apresurado a aplaudir fervorosamente la acción del presidente del planeta. Obama ha recuperado buena parte de una popularidad que estaba perdiendo de forma alarmante. Curiosa coincidencia. También sospechosa.
Después del júbilo y el loor que parecen tan generalizados, esta sociedad deberá aceptar el hecho de que una cosa es acabar con Bin Laden, incluso con Al Qaeda y otra, MUY DIFERENTE, es sentar las bases para erradicar el terrorismo global, que se genera básicamente a raíz del fanatismo, la ignorancia y la desigualdad.

Aquí os dejo el artículo Un demócrata trasnochado, de Escolar. Creo que vale la pena leerlo con detenimiento.

Debo de ser un demócrata trasnochado, pero prefiero los juicios a los asesinatos de Estado. Debo de ser un blando, pero no creo en la pena de muerte ni mucho menos en las ejecuciones extrajudiciales. Debe de ser sospechoso esto que digo, porque antes de seguir voy a tener que dejar muy claro, para que nadie manipule mis palabras, que detesto la violencia, que detesto el terrorismo, que detesto a Al Qaeda y que no creo en el infierno, pero si existe tal cosa se inventó para asesinos como el difunto Osama Bin Laden.

Debo de ser un pacifista peligroso, pero aún soy de los que defienden que el fin no justifica los medios; que la Justicia no tiene nada que ver con un tiro en la cabeza y un cadáver lanzado por la borda hasta el fondo del océano. Debo de ser un antiguo, o tal vez alguien demasiado moderno, porque ojalá que la ley del Talión se hubiese quedado enterrada en la tumba del rey Hammurabi, hace más de tres mil años. Debo de ser un pesimista, porque creo que este mundo retrocede y vivimos una contrarreforma en lo económico pero también en lo político; porque me temo que las democracias que ayer felicitaban al Nobel de la Paz Obama hoy no firmarían la Convención de Ginebra o la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Debo de ser un utópico, porque defiendo que ni siquiera si se demuestra que la pista para cazar a Bin Laden salió de un prisionero de Guantánamo, como ya se ha filtrado, quedaría justificada la tortura o el limbo jurídico de esos “enemigos” que ni siquiera saben de qué están acusados. Debo de ser un aguafiestas inoportuno, por afirmar que la venganza no es Justicia; por recordar que hasta los nazis tuvieron un juicio en Núremberg que hoy negamos a los terroristas de Al Qaeda.

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