domingo, 30 de mayo de 2010

LA POESÍA ES UNA ARMA CARGADA DE ..MUJERES



Encuentro en la revista QUÉ LEER una interesante propuesta para acercarse a la voz poética de varias autoras.
Entre otras publicaciones se recomiendan: Mapas y disfraces, de Carmen Ruiz Fleta, en Comuniter; Mangueras rojas y azules, una antología de poetas iberoamericanas, seleccionada y prologada por Cecilia Saite-Naivë, en la editorial Yaugurú y los Poemas a la muerte de Emily Dickinson, cuya selección, traducción y prólogo corre a cargo de Rubén Martín, en Bartleby.
Quiero compartir con vosotras algunos poemas de estas mujeres.
DEJÀ VU
Carmen Ruiz Fleta.


Me visto y me agarras por la cintura
y hueles mi cuello
antes de ponerme la blusa.
Y te sonrío con los ojos
y te muerdo los dedos porque los dos sabemos
que esta escena es repetida,
que hace un tiempo,
en otro cuarto,
tú agarraste otra cintura
y yo mordí otros dedos
y cada cual creía entonces
que no se podía ser más feliz.



SI YO FUERA

Yllari Chaska

A Michael Montesano

si yo fuera nube
estaría sobre el lago de tu pueblo
condensada
a un costado
observando

me dejaría mecer por las ventiscas
suaves de cada tarde
y llovería gentilmente
sobre las flores blancas de tu jardín

por la noche haría música
sobre el vidrio de la ventana
y caería dormida contemplando tu sueño

antes que despiertes
sería arcoiris en pacto con el sol

si yo fuera nube
te volverías brisa
y así
como ahora
volaríamos henchidos de infinito.


Y este otro de Emily Dickinson

La muerte es parecida a ese insecto
que al árbol amenaza,
capaz de aniquilarlo,
y halagador también
.

lunes, 24 de mayo de 2010

LA HUMILLACIÓN. PHILIP ROTH.

Aún conservo intacta la emoción que me ha producido la lectura de este libro. No conozco ninguna otra obra de este autor; por eso La humillación ha tenido la intensidad del descubrimiento. También el placer de experimentar con la identidad literaria de Philip Rot; con su manera de explorar la existencia y con su forma de escoger las palabras . Con estos elementos Roth construye el espejo donde miraremos lo que somos o lo que hubiéramos podido ser.

Conocemos al protagonista de la historia, Simon Axler, cuando es un ser al borde del abismo: se ha hecho viejo, está enfermo, su mujer lo abandona y se ve incapaz de continuar actuando. Llega su primera humillación: los críticos son implacables con su interpretación de Macbeth.

En este clima de desesperación Simon pide su ingreso en centro psiquiátrico donde convive con otros seres humanos tan atormentados como él.

Cuando ya ha vuelto a vivir en casa, aparece en su vida Peggen, una mujer de cuarenta años. Se hacen amantes y, a partir de la pasión sexual recobrada, Simon empieza a reconstruirse física y mentalmente.

Me parecen especialmente destacables dos aspectos que recorren las páginas de La humillación y, en mi opinión, vertebran todo el entramado de la obra.

Me refiero al papel de la mujer y al concepto de transgresión.

La mujer aparece en su doble faceta de madre-amante. Como madre, es capaz de llegar al asesinato para vengar el ultraje a su hija. Como amante es capaz de albergar la redención y la destrucción , en un juego que no se atiene a unas reglas conocidas.

El concepto de transgresión lo veo reflejado en dos grandes tabúes compartidos por muchas sociedades : la sexualidad y el suicidio.

En una cultura donde, tanto el poder político como el religioso, controlan severamente las conductas sexuales, Philip Roth hace una apuesta decididamente valiente. Explora la sexualidad humana desde la homosexualidad, desde la diferencia de edad, desde las fantasías sexuales, los juguetes eróticos o el sexo en trío.

Por último, el suicidio del protagonista cierra el argumento de la obra. De alguna manera, me recordó a la obra de Calderón La vida es sueño. Pero aquí, Roth hace que su personaje muera interpretando al suicida de La gaviota. Se cierra el círculo y volvemos teatro, que es también una manera de "soñar" nuestra vida y nuestra muerte.

jueves, 13 de mayo de 2010

Nach - Hoy converso con Miguel (con letra) (Tributo a Miguel Hernández)

Los versos de Miguel Hernández han servido para que Nach componga este tema.

miércoles, 12 de mayo de 2010

ALICIA EN EL PAÍS DE LOS IDEALES



El pasado 2 de Mayo se publicó en EL PAÍS el artículo de Gustavo Martín Garzo titulado Alicia en el país de los ideales.
Me parece acertadísimo y no sólo por su posicionamiento ideológico, que comparto plenamente. También porque resalta el valor de la literatura como el espacio donde visitar mundos imaginarios de los que volvemos más sabios y conociéndonos mejor.



ALICIA EN EL PAÍS DE LOS IDEALES
GUSTAVO MARTÍN GARZO 02/05/2010

En uno de sus últimos libros, David Grossman cita una pequeña fábula de Kafka que tiene por protagonista a un ratón. El ratón, encerrado en una trampa, al ver acercarse al gato, exclama: "¡Ay! El mundo cada día se hace más estrecho". Y es que, cuando las circunstancias externas de nuestra vida se vuelven adversas, todo lo que somos sufre una merma: nuestra libertad, la capacidad para identificarnos con los demás, nuestro propio lenguaje, que se vuelve reiterativo y lleno de estereotipos.
Lo prioritario en el caso de Najwa no deben ser las reglas, sino el bienestar de una chica de 16 años.
La odisea del pequeño ratón de Kafka no es distinta a la de la niña que en Pozuelo se ha empeñado estos días atrás en ir a clase con el velo que le exige su religión. Se llama Najwa y en el colegio han decidido expulsarla, ya que su reglamento prohíbe llevar prendas sobre la cabeza.
Periodistas, padres, políticos, religiosos han discutido hasta el agotamiento acerca de lo que debe hacerse en casos así, olvidando que lo que está en juego es la suerte de una chica de 16 años. Y es curioso tal olvido porque, tratándose de una discusión entre educadores, es eso lo que debía preocuparles más y porque es bien sabido que para resolver problemas así suele bastar con un poco de cariño, sensatez y algo de mano izquierda. Y por eso todos se equivocan. Los profesores y padres del Consejo Escolar, por poner un simple reglamento por encima de su obligación de cuidar a los niños; los padres de la niña, por no convencerla de que acepte las normas del colegio como hacen sus compañeras; las autoridades, por permitir que se pueda castigar a una niña por llevar un simple velo sobre la cabeza; los periodistas, por perseguirla con sus cámaras como a una de esas cervatillas que se adentran por las calles de la ciudad y que, desorientadas y perdidas, no saben regresar al bosque del que proceden.
Y es verdad que todos tienen sus razones para actuar como lo hacen y decir lo que dicen, pero ¿bastan esas razones? En un relato del último libro de Tabucchi, una niña se detiene a hablar en una playa con un viejo profesor. La niña es avispada y en un momento de la conversación, citando sin duda lo que ha oído a sus padres, afirma que menos mal que nos quedan los ideales. Y el profesor le contesta que los ideales han llevado a cometer a los hombres las cosas más horribles, y que hay que tener mucho cuidado con ellos.
La preciosa película de Tim Burton sobre las aventuras de Alicia comienza en uno de esos mundos lleno de adultos con ideales. Todos ellos se creen con derecho de decirle a Alicia cómo comportarse y en qué ocupar su tiempo. Y el mundo de Alicia se estrecha como el del ratón de la fábula de Kafka. Pero aparece un conejo blanco y la niña accede por el hueco de un árbol a un país donde reina el más absoluto sinsentido, un sinsentido que bien mirado no es tan distinto al del mundo que acaba de dejar. Pero sus personajes, el Sombrerero Loco, los Gemelos, la Reina Blanca, al contrario que los adultos que conoce, están tocados por ese tipo especial de locura que, en vez de limitar, amplía el espacio de nuestra alma.
A su regreso de ese misterioso país, Alicia se reencuentra con los suyos, pero ahora sabe lo que quiere y es dueña de un lenguaje personal con el que puede decirles lo que piensa. Y, así, a su novio forzado le confiesa que no le ama y que nunca se casará con él, a sus primas que está harta de su hipocresía, a su madre que tiene derecho a decidir su propio futuro e incluso a equivocarse en sus decisiones. Ha descubierto la capacidad de elegir y la dulzura de la libertad, y con ellas la posibilidad de vivir su propia vida. La vida que le gustaría vivir, no la que le dicen que viva.
Me gustaría que Najwa encontrara estos días un lugar así donde esconderse y sentirse libre, uno de esos lugares donde los caminos se ensanchan y en los que con algo de suerte puedes encontrarte con criaturas como la Falsa Tortuga o la Liebre de Marzo. Como la Alicia de Tim Burton, regresaría de él más sabia y libre, dueña de sus propias preguntas. No serían preguntas complicadas, sino las que suelen hacer los niños a los adultos en casos semejantes y que estos raras veces se atreven a contestar.
Por ejemplo, a los padres y profesores del Consejo Escolar, les preguntaría: "¿De verdad valen más vuestras normas que mi tristeza?". A la presidenta de la Comunidad de Madrid: "¿Así te ocupas de los niños que tienes que cuidar?". A sus compañeras de clase: "¿Vosotras no tenéis secretos?". A sus padres: "Cuando era pequeña y corría a abrazaros, ¿no era mi melena lo que mirabais?". Y a los imanes que le dicen cómo debe vivir: "Decidme, ¿qué dios se ha interesado alguna vez por los deseos de las chicas reales?".
Gustavo Martín Garzo es escritor.


viernes, 7 de mayo de 2010

"Tus ojos se me van" Paco Damas y Luis Eduardo Aute



Magnífico el trabajo de Paco Damas, TRISTES GUERRAS, sobre versos de Miguel Hernández.
El trabajo lleva esta hermosa dedicatoria del propio cantante:
"Miguel, tengo la fortuna de visitar casi a diario el barranco donde pace tu amigo Federico...
Los dos luchasteis con la palabra por un mundo menos mezquino, menos injusto y más en paz...
Todavía, a pesar del tiempo, tengo que deciros que existen tristes, tristes guerras.
¡Gracias por haberme dejado que tu palabra y mi música se fundan en busca de un mundo lleno de justicia y paz!"
He elegido un vídeo del poema Tus ojos se me van, incluido en Cancionero y Romancero de ausencias.