lunes, 27 de septiembre de 2010

CUENCA



Acabo de realizar un viaje a Cuenca acompañada por las compañeras y compañeros del MRP "Escola d'Estiu", que organizaba unas Jornadas de Arte. Éstas tuvieron como eje la visita al Museo de Arte Abstracto de Cuenca.
Este poema de García Lorca nombra con palabras la belleza que el agua creó sobre la roca.

EL POETA PREGUNTA A SU AMOR
POR LA CIUDAD ENCANTADA DE CUENCA

¿Te gustó la ciudad que gota a gota
labró el agua en el centro de los pinos?
¿Viste sueños y rostros y caminos
y muros de dolor que el aire azota?

¿Viste la grieta azul de luna rota
que el Júcar moja de cristal y trinos?
¿Han besado tus dedos los espinos
que coronan de amor piedra remota?

Te acordaste de mí cuando subías
al silencio que sufre la serpiente,
prisionera de grillos y de umbrías?

¿No viste por el aire transparente
una dalia de penas y alegrías
que te mandó mi corazón caliente?


FEDERICO GARCÍA LORCA.
SONETOS DEL AMOR OSCURO.

domingo, 19 de septiembre de 2010

ANTE LA CONVOCATORIA DE HUELGA GENERAL


He leído en el Diario INFORMACIÓN de hoy, domingo 19, un artículo de Manuel Alcaraz que argumenta, acertadamente en mi opinión, las razones para SECUNDAR la huelga general del próximo 29 de septiembre.
Lo publico y os invito a leerlo. A mí me ha parecido un análisis lúcido y apropiado que, sin duda, compartiremos la gente que creemos en que es POSIBLE transformar esta sociedad.

LA HUELGA GENERAL Y EL FUTURO DE LA IZQUIERDA

Apoyo la huelga general sin ningún tipo de restricción mental, moral o política. Pero eso no significa que no reconozca que en torno a ella hay cuestiones controvertidas y opiniones adversas. Opiniones que escucho en amigos y colegas que, sin embargo, están contra las medidas que motivan la convocatoria. Por ejemplo: algunos consideran que la huelga se hace tarde. Siempre son discutibles las circunstancias de un hecho importante, pero, seguro, habrían aflorado otras críticas si la convocatoria hubiera sido antes: se habría dicho que se hacía demasiado pronto, sin agotar el tiempo de la negociación. Por no hablar la dificultad de organizar una huelga en verano o la generación de incertidumbre para el turismo.
Otros dicen discrepar porque la huelga no servirá para nada, porque los acuerdos ya están tomados y hasta Zapatero insinuó que no es legítimo oponerse a acuerdos adoptados en el Parlamento. Ciertamente si la huelga sale mal no alterará algunos de los peores acuerdos socioeconómicos, por lo que los que esgrimen de buena fe esta idea deberían ser los primeros en participar. En vísperas de todas las movilizaciones obreras se usa la tesis de la inutilidad, pero la historia de esas movilizaciones en la España democrática muestra que siempre han servido para cambiar situaciones que iban contra los intereses de partes significativas de la sociedad. Pero lo principal es entender que el concepto de "ir bien" ha de ser necesariamente elástico: la huelga, por ejemplo, quizá no obligue a cambiar todo el paquete de recortes, pero: A) puede obligar a renegociar aspectos significativos del mismo; B) puede servir para inclinar la balanza en algunas negociaciones en curso, como lo referente a pensiones; C) puede incidir en asuntos colaterales como la tramitación de convenios colectivos; D) puede prevenir futuras decisiones políticas que intenten perseverar en la línea de cargar los costes de la crisis en los que no son culpables; E) incide en un movimiento europeo con ambiciones más dilatadas.
Me parece que ésta es la perspectiva adecuada: no creo que la huelga deba plantearse como un "todo o nada", entre otras cosas porque los convocantes han dado sobradas muestras de racionalidad y prudencia desde que empezó la crisis. Y los convocantes saben que hay asuntos en que las presiones internacionales y de los mercados serán tan enérgicas que la correlación de poder es adversa, pero que, a la vez, hay un amplio margen de modulación por parte del Gobierno, del Parlamento y de las actuaciones empresariales sobre el que se puede incidir. Pero eso exige una demostración democrática de fuerza que contrarreste la que ejercen los que no necesitan movilizarse en la calle. En ese marco, la apreciación del Gobierno sobre el choque de legitimidades no parece adecuada: la huelga es el ejercicio de un derecho fundamental que no impugna la legitimidad de las decisiones parlamentarias, pero que puede intentar cambiarlas: ¿hubiera sido mejor una convocatoria previa?, ¿no podría haberse dicho, entonces, que se intentaba condicionar los acuerdos de los representantes de la soberanía?, ¿cuántas movilizaciones no habrá apoyado Zapatero en su vida contra acuerdos de gobiernos o parlamentos, legítimamente adoptados?
Muchos amigos -de izquierdas, claro- dan un último argumento contra la huelga: debilitará al Gobierno y favorecerá al PP. De entrada me parece que esta manera de pensar será la que, finalmente, dará el poder al PP: no puede mantenerse indefinidamente, y menos en estas circunstancias, una movilización del electorado aceptando que la única razón para la victoria del PSOE es el miedo al futuro. No es difícil reconocer que a cortísimo plazo una huelga potente haría que el Gobierno fuera diana de críticas, pero, me parece, una huelga fallida debilitaría a medio y largo plazo, aún más, al PSOE. Esta es la gran paradoja política de la huelga. Me explico: el devenir de los últimos años permitió políticas sociales apreciables en algunos ámbitos, así como a la generación de un clima de concertación social muy interesante: ese debe ser el objetivo de futuro en el que el Gobierno se juega el mantenimiento de votos que se pueden dirigir a la abstención o, incluso, al PP. Pero ese marco, ahora quebrado, ha exigido esfuerzos a los sindicatos, que han sido una pieza clave en las buenas políticas que el PSOE ha desarrollado, sobre todo en su primera legislatura. Por ello merecen respaldo y reconocimiento. Aún más: si el Gobierno les hubiera hecho caso al comienzo de la crisis habríamos evitado sobresaltos. Por lo tanto: ¿es concebible una recuperación del voto socialista o, en el peor de los casos, una futura oposición fuerte que no pase por recobrar la alianza con los sindicatos? Ciertamente, no: el peor escenario de futuro para el PSOE son unos sindicatos debilitados, humillados. Pues bien, para impedirlo la huelga ha de saldarse con "componentes de victoria", que recuerden a la izquierda política que poco es sin una izquierda social.
Esto, que no lo aprecian algunos, demasiado asustados o ensimismados, lo entienden muy bien Esperanza Aguirre y otros sectores conservadores: en el proyecto neoliberal de salida de la crisis, el que se va imponiendo, sometiéndonos a sombras indescifrables y apelaciones a la servidumbre de lo "inevitable", unos sindicatos enérgicos son la principal pesadilla para los que sueñan con transferir a lo privado todo lo que ahora tiene regulación pública. ¿Que la cosa está complicada? Por supuesto que sí: pero ello no nos debe obligar a pensar mecánica, linealmente. Más bien nos invita a entender que la complejidad creciente del mundo actual impide, casi siempre, una claridad absoluta en las opciones a tomar: la duda antes de la acción es ya consustancial a nuestras ideas. Pero si la solución es la pasividad contra las propias convicciones entonces todo se vuelve mucho más nítido: la derecha habrá alcanzado sus últimos objetivos. Eso sí: nos podremos quejar mejor. La huelga, por el contrario, se abre como una posibilidad racional y concreta de incidir en el curso de los acontecimientos, presentes y futuros. MANUEL ALCARAZ RAMOS.

domingo, 12 de septiembre de 2010

RAÚL VACAS: La poesía más cerca.


Acabo de leer Esto y ESO, un libro de poemas de Raúl Vacas, publicado por Edelvives. Se ofrece al alumnado de Institutos y a la sensibilidad de otras lectoras o lectores que ya nos hemos liberado de la tiranía de los "currícula", los contenidos programados y las lecturas obligatorias...
Tiene Raúl una voz fresca e ingeniosa, una capacidad sorprendente para buscar la presencia poética en lo cotidiano. Nos devuelve hecho poesía aquello con lo que nuestra existencia se tropieza a diario en el ámbito de la normalidad.
Ytambién habla del amor. Y en ese juego de las palabras y su sentido y de las palabras y nuestros sentidos escribe
PRIMERA CLASE
Enséñame a cruzar toda tu piel
como si fuera una caricia extraña,
como una hormiga fría,
un bisturí.

Enséñame a quererte metro
a metro, a desnudar tu sombra,
a medir tus caderas
con mis besos de talco.

Enséñame a enredarme
en tus palabras,
a estrenarme en tus ojos
y untarme en tus labios,
a resbalar azul por tus badenes.

Yo en cambio te mostraré
la noche,
te enseñaré la selva
y sus arañas,
te insultaré en latín
y amasaré tu piel
y tus preguntas.

Después me entregaré
a la noche,
te besaré en la boca
una vez más,
y puestos a pedir
te llenaré
la almohada
de suspiros.

sábado, 4 de septiembre de 2010

GENERAL SULEIMAN * Zeid and the Wings



Estoy en deuda con Trini, que siempre me descubre cosas interesantes. La última es el vídeo de esta entrada.Reúne imagen y música en el deseo de mejorar el mundo.

Quiero acompañarlo con un texto de Mario Benedetti, que demuestra cómo los atropellos a los valores democráticos se pueden contestar también con la literatura.
Es de su libro Vivir adrede y se llama, además, Todo es adrede.

De todos los tiempos, los viejos y los nuevos, quedan las virutas de la vida. A pesar de las tropas invasoras, de las religiones que bendicen las guerras, de los profesionales de la tortura, de los imperios del asco, de los amos del petróleo, del fanatismo con los misiles. A pesar de todo, van quedando las virutas de la vida. A ellas nos abrazamos y nos encomendamos, con ellas nutrimos nuestra endeble conciencia y alimentamos sueños y ensoñaciones.
(...)
Nos obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en el mercado de cambio compran sentimientos con promesas. Todo es adrede: los celos y el recelo, sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la pugna. La consigna es someternos, mentirnos el futuro, reconocernos nada.
Todo es adrede y, por eso, construyen ideologías/basura donde intentan moler las virutas de la vida. De la vida. La nuestra. Ah, pero no podrán. También nosotros creamos nuestro adrede. Aposta lo gastamos. Y adrede ya sabemos cómo sobrevivir.